La alta noche barcelonesa
¿Salir del trabajo e irnos a casa? No entra en nuestros planes, al fin y al cabo, no vivimos en el norte de Europa. ¿No suena mejor ir a comer unas tapas? Algo más de aquí, más nuestro, estirar la tarde, hacerla noche y quizá madrugada. Sin embargo, Barcelona es la ciudad española cosmopolita por excelencia, por lo que Nuba acertó con los aderezos: un DJ francés y Bulldog, una ginebra de origen estadounidense y marcado acento británico.

Una ginebra Bulldog bien servida.
Fue una noche de jueves. Podría haber sido la segunda parte de Cuando Harry encontró a Sally con Nuba y Bulldog como nuevos protagonistas. Estaban destinados el uno para el otro: exclusividad sin prepotencia, glamour sin soberbia y elegancia vanguardista. El restaurante, asentado en una masía remodelada y modernizada, lleva más de una década dando cobijo a las celebridades de la ciudad, sin cerrar sus puertas a quien desee darse un capricho, tan costoso como acertado. La ginebra rezuma historia y detallismo; desde el nombre Bulldog como referencia al apodo de Winston Churchill, hasta el cuello de la botella en forma de pinchos, como si del collar de un perro agresivo se tratase.

Brillad (como consejo).
La biografía de Anshuman Vohra, creador de Bulldog, podría ser tanto un best-seller como un libro de auto-ayuda del tipo “persigue tus sueños”. Un banquero, ávido probador de ginebras, decide dejar su trabajo y soñar con una ginebra diferente, matizada, arriesgada. Y va el tipo y la crea. Y triunfa, perdonad el spoiler. Bulldog se fabrica con agua de Gales y su factor exclusivo es la inclusión de productos botánicos muy diversos como la flor de loto, la amapola blanca o el ojo de dragón chino. Había sabores de cuatro continentes dentro de la botella negra. Y puede que muchos de los asistentes al evento de Nuba no lo supieran, porque quién iba a pensar que lo que había en su copa era fruto de una casualidad. Allí estábamos, quizá ignorantes y seguro felices, bebiendo Bulldog con tónica porque al padre indio de un banquero americano le gustaba compartir ginebras con su hijo.

No os bebáis todas esas copas (otro consejo).
Si Nuba sabe de algo, es de crear experiencias únicas. Tenía el producto perfecto para ello y supo aprovecharlo. Su amplia terraza, una selva artificial de lianas metálicas, fue la anfitriona ideal para los cinco sentidos. Visualmente, una estética vanguardista, cuidada. El picoteo fue sencillo y sabroso (embutidos, croquetas, pizza…), clásicos de un tentempié, que facilitaban la conversación y las ganas de compartir. El olfato lo dominaba el suave toque etílico y herbáceo de Bulldog. El oído lo complacía la electrónica placentera y atmosférica de Peter Brown, el DJ. ¿Y el tacto? Un ambiente plácido y una camaradería entre asistentes que se podía palpar.

Peter Brown a los platos.
Estad atentos al Instagram de Nuba y a su página web porque allí publican los eventos de afterwork como el que ocupa este artículo, así como otras celebraciones. Os aseguramos que saldréis de allí con una alegría joven, recién nacida, que hará que no queráis iros a casa. Nosotros, desde luego, no lo hicimos.
Datos de interés:
Qué: Nuba
Cuándo: L-M (12:00-02:00) / J-D (12:00-03:00)
Cuánto: 25-30€
Dónde: Carrer Doctor Fleming 12-14
Más información: Página Web | Instagram