Una taberna moderna imprescindible
Si te decimos que nos describas los bares que rodean la Sagrada Família, seguramente en tu frase dirás «guiri», «cutre» o «paella congelada». Bueno, no en Madre. Y no es que esté escondida… todo lo contrario. Puedes comer platos de altísima calidad, con un trato en sala excelente y un precio muy razonable mientras ves la catedral de Antoni Gaudí sentado en su terraza.
Madre es un homenaje de Leo Chechelnitskiy a su progenitora, quien llegó hace 30 años y abrió un restaurante de comida tradicional rusa en la avenida de Gaudí. Los más conocedores de la restauración barcelonesa se habrán dado cuenta de que Leo es quien está detrás de éxitos como el Babula Bar o el Chamako. Su experiencia familiar y profesional quedan 100% reflejadas en este nuevo concepto de restaurante.
Nosotros fuimos a cenar con las expectativas altas y el estómago vacío (suerte de eso) y salimos dando saltos de alegría.
El festín empezó por todo lo alto con una Gilda de boquerón del cantábrico en vinagre y piparra vasca encurtida. Nada dice «vas a flipar con nuestra carta» como un producto tan honesto como una gilda. No puedes esconder nada: con una gilda, el comensal va a saber si tienes o no una buena materia prima. Y es que en Madre no tienen nada a esconder. Estaba espectacular.
Seguimos con otro clásico: Ensaladilla rusa mediterránea con langostinos 2.0. Tiene algo que la hace especial, no es como las otras que hemos probado por toda la ciudad. Hablando con Andy Feher, su chef ejecutivo, nos dijo que este sabor único tiene truco. Pero claro, es un secreto que se quieren guardar (y bien que hacen).
Lo que vino a continuación no nos lo esperábamos para nada: Pepinos encurtidos con toque de kimchi. Nos lo recomendaron ellos, y suerte que lo hicieron porque no lo hubiésemos solamente leyendo la carta. Es un aperitivo sano, refrescante y llenísimo de sabor (mucho más del que esperábamos).
Después quisimos probar el Carpaccio de picaña de vaca vieja con 40 días de maduración. Se nota que es un producto de primerísima calidad. No es solo perfecto para los más carnívoros porque es un plato delicadísimo.
En la carta de Madre no quieren dejar de lado a vegetarianos, por lo que tienen una propuesta muy interesante, la Berenjena asada rellena de sobrasada vegana y cremoso de brie. Es un plato realmente sabroso sin nada que envidiarle a cualquier plato de carne.
Evidentemente, tuvimos que pedir las Croquetas de pollo asado y jamón ibérico porque esta combinación no puede salir mal de ningún modo. Son enormes, cremosas y con pedazos de carne dentro, cosa que nos encanta. Nos hubiésemos llevado unos cuantos tuppers para tener durante unos meses más, la verdad.
Y pasamos al highlight de la noche: la Paella del senyoret y senyoreta con carabinero estilo Formentera. Es de los arroces más deliciosos que hemos probado en la ciudad. El colofón del carabinero es un festival, y rascar esa paella con la cuchara es de las cosas más placenteras que hemos hecho últimamente.
No nos quisimos ir sin probar uno de sus platos estrella, el Falso Wellington de croissant con solomillo de ternera. Algo tan sencillo como un croissant lo elevan colocándole dentro trozos de solomillo cocinado al punto. Está muy bien conseguido y entendemos perfectamente el hype que nos hicieron con ese plato.
Acabamos con un postre a la altura de la cena: Cheesecake estilo Barcelona. Tiene frambuesas frescas maceradas en vinagre que le dan un toque perfecto para acabar.
Queremos hacer mención de la carta de vinos porque tienen una selección preciosamente confeccionada, eligiendo grandes vinos nacionales e internacionales de una muy buena calidad-precio.
En definitiva, Madre es un oasis del buen comer en un barrio donde a veces cuesta encontrar calidad de este calibre. Si quieres ver más platos, síguelos en Instagram.
Datos de interés:
Qué: Madre.
Cuándo: Lu – Do: comidas y cenas.
Dónde: Avinguda Gaudí, 11.
Precio: 45€ por persona (aprox.)