Donde México y Asia combinan a la perfección
El restaurante que te presentamos hoy es algo que te va a volar la cabeza. Chamako acaba de abrir en Poble-Sec para demostrar que no está todo inventado en la cocina mexicana. Sobre todo si la mezclas con sabores orientales. Lo hacen a través de la comida y la coctelería de autor, pero sin olvidar la decoración del local, que acompaña perfectamente la locura de la experiencia.
Todo el concepto de Chamako gira alrededor de la historia de Miguelito, un personaje que han creado expresamente para que la experiencia sea redonda. En resumen: Miguelito es un niño mexicano que escapa hacia Tijuana e inicia un viaje que le lleva a Asia, sobreviviendo gracias a las recetas de tacos y botanas que su abuela le enseñó en su infancia. A partir de aquí sale todo: el interiorismo, los uniformes del equipo, la carta y la ambientación general. Si vas a Chamako, prepárate para un buen viaje. Además, está bastante cerca de Paral·lel, por lo que es una buenísima opción para llenar el estómago antes de una buena fiesta en Apolo.
Lo más recomendable, tanto por el show como por lo rico que está, es empezar con el Carro de guacamole. Básicamente, consiste en que te preparan el guacamole en frente tuyo y a tu gusto en un carro que van transportando por el local. No tiene desperdicio, y sale espectacular. Para acompañarlo como es debido, nos pedimos sus tres salsas picantes: Hot, Picabrona y Rompe papilas. Como te imaginas, cada una es más picante que la anterior, llegando a niveles extremos, dado que la última está hecha de Carolina Reaper, uno de los pimientos más picantes del mundo.
En nuestra misión de probar un poco de toda su carta, después del show, empezamos por el principio: la barra fría. De esta pedimos un par de ostras con leche de tigre y un Tiradito nikkei de salmón con cebolla japonesa y acevichado oriental. Ambos platos son fresquísimos y son unos aperitivos geniales. Además, el producto se nota de buena calidad.
Después pasamos a las botanas calientes. Por cierto, si no lo sabías, en México se llaman botanas a los aperitivos que se comparten entre comensales; nunca va mal aprender cosas nuevas. Pero en Chamako estas botanas no son tan mexicanas como te imaginas: pedimos gyozas. Pudimos probar sus tres empanadillas: Gyoza jalisco (de birria), Veggyoza (de pollo vegano) y Langoschino (hakao de langostinos con mayonesa de soja). Las tres tienen algo especial, sobre todo la primera, que combina México y Japón fantásticamente y te hace entender un poco más el concepto del restaurante.
Lo siguiente ya fueron los nachos. Aquí los hacen de una forma espectacular: hacen un totopo enorme, te lo traen a la mesa y lo parten de manera bastante agresiva con un cuchillo de carnicero enorme. No te asustes, es fabuloso. Nosotros nos pedimos el Nacho macho, que tiene pollo, ají amarillo, jalapeños y salsa madre de cheddar trufado. Nada, júzgalo por la foto y entenderás lo bueno que está.
La última parte de la carta que nos quedaba por probar antes de los postres era la de los tacos. Estábamos llenísimos, pero no pudimos resistirnos a unos Tacos harakiri, de steak tartar estilo Tokio y a unos Camarones karateka, con gamba salteada con kimchi y verdurita thai. Nos encantaron, especialmente los primeros, por reinventar el clásico steak tartar de la mejor manera. Vienen de dos en dos y son bastante grandes.
Ya pasamos a los dulces, que evidentemente son tan macarras como el resto de la carta. Pedimos un Tapicoco, su versión del arroz con leche hecho con tapioca y helado de coco. Va fantástico para refrescar tu sistema digestivo después de todos los picantes y la mezcla de sabores extrema. ¡Muy dulce y rico! Ah, pequeño detalle: todos los postres cuestan 6,66€… el pecado de la gula en su mejor forma.
Evidentemente, tenemos que mencionar los cócteles de autor que preparan. Probamos su michelada, elaborada de forma clásica con mucha maestría, y el cóctel Duraznito, una mezcla de ginebra de melocotón, sirope de tomillo, zumos de naranja y limón y cava. Y para los postres nos partimos su cóctel más conocido: el No hay mañana. Este tiene tres tipos de ron, jengibre, fruta de la pasión, piña, naranja, curri y menta. Como te puedes imaginar, es tropical, pero también ligeramente especiado, cosa que da un toque final magnífico a tu cena.
Hemos hecho lo que hemos podido, pero Chamako es difícil de describir, por lo que lo mejor que puedes hacer es ir a probarlo. Más ventajas: la mayoría de sus platos son sin gluten y, además, hay DJ en directo algunas noches. Entérate de más cosas en su Instagram.
Datos de interés:
Qué: Chamako.
Cuándo: abierto todos los días para cenar. Los domingos también para comer.
Dónde: Carrer Margarit, 18.
Precio: 35€ por persona (aprox.).