El Born, un barrio que esconde mucha historia
Ahora que somos conscientes que el barrio del Born era el epicentro de la vida medieval barcelonesa y lo siguió siendo hasta casi entrado el siglo XVIII (lo pudimos ver en Redescubriendo el Born I) nos será muy fácil deducir que cada palmo de calle estará llena de historias reales y leyendas casi más que ningún otro lugar de la urbe. Dejadme que os cuente algunas de ellas de entre muchas…
Fossar de les Moreres
En medio del barrio del Born se encuentra el Fossar de les Moreres una plaza que está construida sobre los restos de un viejo cementerio adyacente a la basílica. Para los turistas esta plaza puede pasar desapercibido, pero los que conocen la historia, saben el trasfondo que tiene. El monumento de la plaza se hizo en homenaje a los caídos por defender la ciudad durante la Guerra de Sucesión, puesto que se oponían a Felipe V.
En la intersección de la calle Consulat del Mar con Pla del Palau estaba el Portal del Mar, por donde se atravesaba la muralla medieval y se accedía a una de las entradas al Fossar. El Pla del Palau fue utilizado durante el siglo XVII como lugar de ejecuciones. Aquí se ubicaba una de las cinco horcas de la ciudad y se ejecutaba a reos, de ahí que al lugar también se le conociera popularmente como Pla de les Forques (Llano de las horcas) o Pla dels Traïdors o Porcs (Llano de los traidores o puercos), ya que la mayoría de ejecutados lo eran por crímenes políticos.
En ese mismo portal, en una jaula de hierro pequeña y oxidada fue donde se expuso la cabeza del general Josep Moragues i Mas (líder de la defensa militar de Barcelona durante la Guerra de Secesión) durante la friolera de 12 años. Cuando se le capturó se le descalzó, se le puso camisa de penitente, se le arrastró por la ciudad con un caballo y luego en el patíbulo se le degolló, decapitó y descuartizó… En la jaula que contenía la cabeza se leía esta inscripción: Josep Moragues, por haber cometido el crimen de una rebelión contumaz, haber abusado dos veces de la clemencia real, finalmente, la tercera vez, fue preso y ejecutado por la justicia.
Nombrado antes el Fossar de les Moreres hay que imaginarlo distinto al actual. Para empezar, tenía más altura a causa de los muchos enterramientos y estaba rodeado por vallas con diversas entradas. El enterrador de la época pensaba que los cadáveres de uno y otro bando no se tenían que enterrar en el mismo cementerio. Por eso, a los de la ciudad, los metía dentro del recinto y a los atacantes en los extramuros.
Este hecho inspiró unos versos atribuidos al dramaturgo Frederic Soler (conocido como Serafí Pitarra) que adquirieron fama entre los nacionalistas, que se pueden leer en la placa conmemorativa al fondo de la plaza:
Al fossar de les moreres / no s’hi enterra cap traïdor; / fins perdent nostres banderes / serà l’urna de l’honor
Traducción: En el Fossar de les Moreres / no se entierra a ningún traidor; / hasta perdiendo nuestras banderas / será la urna del honor
Esquina del paseo del Born con la calle Rec
Vámonos ahora a la otra punta del Born. Concretamente a la esquina del Paseo del Born con la calle Rec. Ahí se dice que la Inquisición ejecutaba a sus condenados en su propio cadalso. Desde ahí podemos ver longitudinalmente la calle Rec entera. Esa calle hasta finales del siglo XIX era muy diferente. Justamente en el extremo opuesto de la calle, en su parte alta, había un núcleo rural que se llamaba Riera d´Horta y las calles Tantarantana, Basses de Sant Pere, Rec Comtal y Rec estaban llenas de acéquias y rieras.
En esa parte rural las mozas trabajaban como lavanderas. Tenían fama de ser muy devotas y algo supersticiosas y no tendían la colada cuando empezaba a anochecer por que decían que traía mala suerte «Roba estesa al vespre el dimoni per la finestra. Roba estesa a la nit, el diable sota el llit» (Ropa tendida al atardecer el diablo por la ventana. Ropa tendida a la noche el diablo bajo la cama).
Incluso hay una leyenda en la que dos hermanas lavanderas presumidas queriendo lucir sus mejores galas el día del Corpus y sin haber tenido tiempo de lavar sus prendas lo hicieron esa noche de vigilia en plena oscuridad y que por descuidadas cayeron en la riera y se ahogaron en ella siendo sus cuerpos arrastrados hasta el mar….
Calle Boria
Y para terminar, por esta ocasión recuperar una antigua expresión barcelonesa «Passar Bòria avall». La actualmente muy comercial calle Bòria era la calle por la cual se exhibía a los delincuentes en un recorrido de humillación, escarnio y castigo. Se partía desde la prisión ubicada en la actual Plaza del Rey y se les paseaba a caballo con un rótulo colgando del cuello en el que se recordaba su delito. Era una forma de mostrar al pueblo lo que ocurría si incumplías la ley.
La ruta tenía cien esquinas y en cada una de ellas se azotaba al reo entre 100 y 500 veces, dependiendo del delito. Las calles por las que se pasaba eran Plaza de Marcús, Montcada, Rere Palau, Consolat, Fusteria, Ample, Regomir, Ciutat, Bisbe y Plaça Nova. Allí se les marcaba en la espalda con un hierro al rojo vivo para quedar estigmatizados para siempre.. Después se les llevaba de nuevo a la prisión pasando por Corríbia, Tapinería… a menos que se les ejecutara, caso en el cual se les llevaba al Pla del Palau del que ya hemos hablado.
Hay que destacar que en aquella época, los nobles y privilegiados no eran azotados públicamente, como mucho se les desterraba a un castillo o convento. Y en el caso de las mujeres, tampoco recibían azotes, pero sí que eran paseadas por la misma ruta en burro o mula, pero desnudas con los pechos cubiertos por su melena y no podían agachar su cabeza pues un soporte en el cuello se lo impedía. Además, su cabeza iba coronada con un cucurucho de cartón del que colgaban papeles de colores y cascabeles.
Hoy en día podemos hacer ese recorrido con mucha más tranquilidad.
Datos de interés:
Qué: Recorrido turístico-histórico gratuito por el Born.
Cómo llegar: Parada de metro de Jaime I (Línea 3 Amarilla) | Parada de metro de Urquinaona (Linea 1 Roja/ Línea 3 Amarilla).
Más información: Aquí.